
Copenhague, la capital de Dinamarca, es una ciudad europea con uno de los niveles de vida más elevados. Seguramente a la mayoría de las personas les resulte familiar por la escultura de La sirenita pero esta ciudad tiene mucho más que ofrecer.
La moneda en Dinamarca no es el Euro sino la Corona Danesa que equivale a 1€= 7.46 DKK.
Se puede recorrer la ciudad a pie ya que no tiene muchos desniveles aunque los daneses usan la bicicleta todos los días del año haga sol o nieve.
El tiempo es muy importante a la hora de visitar esta ciudad ya que en invierno hace mucho frío y los días son muy cortos. Sin duda recomendaría visitar la capital danesa en primavera o verano para poder disfrutar de las actividades al aire libre que se realizan, así como, un mayor horario para las atracciones turísticas debido a que anochece más tarde.
A continuación os dejo el itinerario que realice durante mis días en la ciudad.
Primer día
Llegamos al mediodía a la ciudad y al ser invierno sabíamos que la mayoría de comercios y lugares turísticos cerraban sobre las 16-17h así que decidimos ir hasta la Torre Redonda de Copenhague (Rundetårn en danés) que se encuentra en el centro.
Lo que más nos sorprendió fue la gran rampa que hay en su interior con 209 metros de largo que gira en espiral haciendo siete giros y medio hasta llegar a la parte más alta. Desde arriba pudimos observar unas vistas increíbles de la ciudad iluminada.
Esta torre se usa de Observatorio, de biblioteca y también acoge exposiciones temporales, culturales y conciertos.
La entrada tiene un precio de 25 DKK


Al estar todas las atracciones turísticas cerradas fuimos a buscar un restaurante para cenar y gracias a una recomendación decidimos ir a Grillen Nørrebro y la verdad es que nos gustó mucho.
Segundo día
Nos levantamos pronto para poder aprovechar las horas de luz y nos dimos cuenta que estaba nevando, con todo y con eso nos abrigamos mucho y pusimos rumbo a descubrir la ciudad.
Nuestro hotel estaba situado cerca de la estación central de Copenhague así que la atravesamos y nuestra primera parada fue el Tívoli.
El Tívoli es uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo ya que abrió sus puertas en el año 1843.
Al venir a Copenhague en Enero el parque de atracciones estaba cerrado. Así que me quede con muchas ganas de volver para conocerlo.

Siguiendo por recto llegamos a la Radhuspladsen o Plaza del Ayuntamiento.
El edificio del Ayuntamiento fue construido en 1903 y se ubicó en el mismo sitio que el antiguo, que databa del siglo XVII pero fue destruido por un incendio. Se puede acceder con una visita guiada y así apreciar el reloj astronómico de Jens Olsen con un calendario para los próximos 500.000 años. También se puede subir a su torre y ver Copenhague desde las alturas.
En el centro de la plaza se encuentra una escultura de Hans Christian Andersen.

Seguimos por la calle Stroget que desemboca en la Plaza del Ayuntamiento. Esta es la calle peatonal más grande de Europa y en ella se encuentra la famosa tienda de Lego. Es una buena zona para ir de compras ya que se encuentran todas las grandes firmas de ropa.

Siguiendo por la calle Stroget nos dirigimos a la Iglesia de San Nicolás dónde desde la misma calle se puede apreciar la torre de la Iglesia.
Esta iglesia fue reconvertida en museo y una de las características más destacable es su torre cuadrada que data del siglo XVI. En ella se encuentra uno de los campanarios más altos de la ciudad.
La entrada al interior cuesta 50 DKK

Siguiendo por la calle Stroget pasamos por delante del Teatro Real de Copenhague que se encontraba en obras y finalmente llegamos a la parada que tenía más ganas de conocer Nyhavn o el canal nuevo.
Hace años en el canal habitaban marineros y prostitutas y tenía muy mala reputación. Hoy en día es una de las zonas más visitadas de la ciudad debido al colorido de las casas y a la gran cantidad de bares y cafés.


En este punto decidimos recuperar fuerzas tomando un chocolate caliente ya que estábamos empapados por la nieve que no dejaba de caer y desde las ventanas podíamos seguir disfrutando de las maravillosas vistas al canal.

Cuando la nieve amainó un poco decidimos poner rumbo al Palacio de Amalienborg que se encuentra a 500 metros al norte de Nyhavn. El palacio es la residencia de la familia real danesa desde 1794. Fuimos justo a las 11:30 de la mañana para poder disfrutar del cambio de guardia. Los soldados parten del Castillo de Rosenborg y hacen el recorrido hasta Amalienborg dónde llegan a las 12 del mediodía.

Justo desde la plaza de Amaliensborg se puede ver la Iglesia de Mármol o Iglesia de Federico. Esta iglesia posee una de las cúpulas más grandes de Europa. Se puede acceder al interior y subir a lo alto de la iglesia donde se obtienen unas vistas increíbles de la ciudad. La entrada es gratuita.

Enfrente de la Iglesia de Mármol atravesando la plaza de Amaliensborg se puede observar al otro lado del canal el edificio de la Opera.
Realmente la arquitectura del edificio nos sorprendió mucho y según leímos (porque no pudimos visitarlo) tiene una de las mejores acústicas del mundo.

A unos 15 minutos andando por la orilla del canal llegamos a la estatua de La Sirenita, uno de los símbolos más conocidos de la ciudad. Se hico para conmemorar a Hans Christian Andersen por su relato La Sirenita
La estatua está hecha de bronce y mide 1 metro de altura, es por eso que mucha gente (yo incluida) se siente un poco decepcionada.

Cerca de la estatua de la Sirenita se encuentra la Iglesia Anglicana de St. Alban que a mí me encantó por su estilo neogótico único en la zona.

Detrás de la iglesia se encuentra el Kastellet, que es una ciudadela fortificada del s. XVII que sigue teniendo un uso militar. Dispone de unos jardines muy bonitos aunque debido al mal tiempo tuvimos que irnos y aprovechamos para comer algo. Decidimos ir al restaurante RizRaz de comida vegetariana situado muy cerca de la calle Stroget.
Al salir del restaurante nos dimos cuenta de que casi había oscurecido y que la mayoría de museos y Iglesias estaban a punto de cerrar ya que eran casi las 4 de la tarde. Así que decidimos poner rumbo a una visita muy deseada que era conocer el barrio de Christiania.

Al llegar una de las cosas que nos sorprendió fue que casi no había iluminación en las calles y eso dificultaba mucho poder descubrir la zona. Así que después de un paseo decidimos ir a cenar algo aunque no tuviésemos mucha hambre e ir al hotel a descansar y a quitarnos la ropa mojada.
Tercer día
El día amaneció sin amenaza de nieve así que decidimos volver a Christiania para verla con luz.
Por el camino visitamos el Palacio de Christiansborg (actual sede del Parlamento Danés), el Museo Judío Danés y la Biblioteca.

Finalmente llegamos a la entrada de la siguiente parada, Christiania. Se trata de una ciudad independiente dentro de Copenhague en la que viven aproximadamente 1.000 personas, que han creado una sociedad donde las decisiones se toman llegando a acuerdos sin la necesidad de votar. Una de las normas que hay dentro de la ciudad es que no se pueden tomar fotografías y algo que me sorprendió fue que la policía no puede entrar. En el interior se permite la venta y el consumo de drogas blandas.
La ciudad actualmente es un reclamo para los turistas ya que al estar libre de impuestos los alimentos, la bebida, la ropa y los suvenires son un 50% más baratos.

Estuvimos paseando toda la tarde disfrutando de la arquitectura tan peculiar que hay en la ciudad y del Stadsgraven que es el canal que separa Christiania del resto de Copenhague.

La verdad es que nos sorprendió muchísimo que en una ciudad como Copenhague pueda existir una comunidad como Christiania. Con todo y con eso tengo que decir que el ambiente que se respira es agradable y con mucha gente joven en la calle.
Nos acercamos varias veces durante nuestro viaje a Christiania y disfrutamos mucho de su concepto de ciudad libre y también de sus calles decoradas con grafitis inspirados en Alicia en el País de las Maravillas.



Decidimos comer-cenar un bocadillo en un bar de Christiania y con esto pusimos fin al último día por la ciudad de Copenhague.
